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La feria “Sabores de nuestra tierra” de Granada inauguró este año (hará unas semanas) el I Congreso Gastroturístico, un mini formato diseñado por la amiga Yolanda Robles que, dentro del espacio de la feria, dio la oportunidad de ver en directo, entre otros, al gran Rafa Bellido (presidente de la andaluza de sumillería), y sólo esto (con sus correspondientes y desatadas risas) ya valió el viaje; al cada vez más genial Xesc Reina y su discurso de la “sostenibilidad post mortem” y al disruptivo chef de Tenerife, Diego Schattenhofer, master de la recuperación golosa y erudita de la gamba canaria, la cabra autóctona de Tenerife y brujo de una nueva generación de quesos asombrosos.
De pasada, claro, comimos…

Música recomendada: 25 faroles (El Lebrijano)

Les falta todavía un largo trecho a los responsables de la feria “Sabores de nuestra tierra” para constituirse como acontecimiento referencial en Granada. Organización caótica, muy poca oferta (la mayoría de los stands eran sólo contenedores de folletos, como en aquellas ferias de nuestra infancia), por lo que el ímprobo trabajo de Yolanda Robles se vio lastrado a pesar de ser, de mucho, lo mejor de la cita. En fin…
Lo cierto, no obstante, es que la aparición de Rafa Bellido lo cambió todo y nos ubicamos de inmediato, en la barra, por supuesto, en el territorio de las carcajadas, porque la gastronomía es alegría.

Xesc Reina. Sabores de nuestra tierra. Granada. Foto: Xavier Agulló.
Xesc Reina. Sabores de nuestra tierra. Granada. Foto: Xavier Agulló.

De esta suerte pudimos disfrutar de la ponencia de Xesc Reina, intitulada “Sostenibilidad post mortem”. Con este provocativo título se refería Xesc al aprovechamiento fino de las grasas del cerdo negro mallorquín, proyecto que le pidió José Andrés, necesitado de soluciones para las grasas de los jamones ibéricos que gasta, generando así un valor añadido a algo que nadie quiere. Y Xesc se puso, claro. Y cuando Xesc se pone… Lo primero, sin embargo, el “Ànima” de sobrasada, el alma del embutido fetiche de Reina: un botellín de sobrasada complejamente estrujada que, con un par de gotas, envuelve cualquier elaboración en luminosos sueños mallorquines. Luego, el “Ànima” de ibérico. Y mucho más con las grasas ibéricas: crema de manos (comestible, además), como potenciador de sabor (para el sofrito del arroz, para el plancton, crema de azafrán…), como lustrador de zapatos (Xesc lo demostró en vivo con su propio calzado), hasta condones. Lo que oyes. Todo ello lo pudo probar el público en riguroso directo. Auténtica sostenibilidad. Rompedor Xesc…

Diego Schattenhofer y Ana Belén. Sabores de nuestra tierra. Granada. Foto: Xavier Agulló.
Diego Schattenhofer y Ana Belén. Sabores de nuestra tierra. Granada. Foto: Xavier Agulló.

Diego Schattenhofer, la otra estrella invitada al congreso, por su parte, desarrolló el despiece de la cabra de Tenerife, un prolijo trabajo que le ha tomado tres años junto con los científicos del Instituto Canario de Investigaciones Agrarias, y con el que ha logrado determinar todos los recovecos genéticos y organolépticos (cortes, maduraciones, cocciones…) de este animal, poco popular en la península, pero de acendrada tradición culinaria en Canarias. Se extendió también en la gamba canaria, una exquisitez que empieza a medrar en la gastronomía de las Islas. Por fin, acometió, junto con la experta y colega Ana Belén (más risas), la cata vertical de quesos innovadores (de Granadilla, Tenerife), con especial acento en el de cabra sin pasteurizar elaborado con cuajo vegetal, una verdadera rareza de puro culto por el momento.

Hora de comer: María de la O
Ya me lo había recomendado la muy querida Miren, el María de la O. Y para allá que nos fuimos. Chechu González, ex Compartir y Suculent, el chef, se mueve en el onírico universo de los fondos, las salsas, los caldos y, desde luego, los escabeches, su turning point.

Desentumecemos el paladar con una quisquilla de Motril sobre crujiente escabechado y emulsión del propio crustáceo y con una cuajada templada de queso de cabra Montefrío con crujiente de piel de pollo y toques de cúrcuma. Y ya pasamos a mayores. Primer escabeche: de maíz, con cremoso de aguacate y coco y encurtidos. Segundo: aceituna gordal, lubina Aquanaria, aceituna deshidratada y garrapiñada, emulsión de tomillo y gotas de aceite de pimentón. Bien hecho, Chechu.

Chechu González. María de la O. Granada. Fotos: Xavier Agulló.
Chechu González. María de la O. Granada. Fotos: Xavier Agulló.

Seguimos con una versión de las gachas picantes tradicionales de Granada con pulpo y salsa de pimiento rojo. Mollejas de vaca a la moruna, pepino encurtido, salsa de yoghourt, piñones y hierbabuena, aires árabes. Esturión de Riofrío con salsa de pimienta verde y hummus de lentejas beluga. Castañeta ibérica con toffee de chirivía y puré de haba tonka. Gelatina de piña y coco con chocolate blanco y helado de anís. Higos liofilizados y crujientes macerados en vinagre con helado de wasabi.
Muy interesante el trabajo de Chechu (ex batería de rock, no debe extrañar), lleno de matices potentes, arraigado en Granada y técnicamente impecable.

Antonio Lorenzo. Bistró El Conjuro. Granada. Fotos: Xavier Agulló.
Antonio Lorenzo. Bistró El Conjuro. Granada. Fotos: Xavier Agulló.

El Bistró de El Conjuro, en manos de Antonio Lorenzo
Conociendo ya El Conjuro por una visita anterior, me pareció oportuno conocer sus maneras en un formato más casual. El Bistró. Antonio Lorenzo, cocinero que mezcla con desparpajo lo asiático con lo granadino en su restaurante bandera de Calahonda, aquí, en plena ciudad, la juega más con el producto expresado, aunque manteniendo el gusto por la complejidad de ingredientes. De esta suerte, partimos con una ostra a la brasa con holandesa, kimchi y rabo de toro. No puede faltar la quisquilla de Motril, en este caso con espuma de erizo, polvo de gamba y gotas de aceite de plancton. Tartare de atún con kimchi, alga wakame, crema de chirivía y toques de chile deshidratado. Alcachofa confitada sobre crema de clara de huevo frito y yema curada en soja. Gambas crudas al ajillo al momento, base de pilpil, las cabezas deshidratadas y fritas. Tarta de queso con trufa.
Un menú de un cierto abarrocamiento, sí, pero donde el producto no se desnaturaliza.
Y esto es todo, amigos.

“Granada está indefensa ante la gente; pues ante los halagos nada ni nadie tiene manera de defenderse”, decía el gran Federico. Decía bien. Y así, hace unos días, la Academia Andaluza de Gastronomía celebraba allí su reunión anual y otorgaba los premios 2021, que recayeron, entre otros, en Benjamín Lana (Vocento Gastronomía), Pedrito Sánchez (Bagá), Rosa Macías (FM), Ana Martín (La Tana) y World Central Kitchen. Fue también la cita relevo en esta Academia que ha cambiado (para muy bien) la imagen un tanto anacrónica y cerrada de estas instituciones: una innovadora trayectoria que comenzó con Fernando Huidobro (el que “limpió), que siguió Rosa Vañó (la que “fijó”) y que ahora está en las ingeniosas y potentes manos de Iván Llanza (el que le “dará esplendor”). Y fluyó Granada…

Música recomendada: 25 faroles (El Lebrijano)

Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Una vestida de verde,
otra de malva, y la otra,
un corselete escocés
con cintas hasta la cola…
Federico García Lorca

Bar FM (Granada). Celebración de la Academia Andaluza de Gastronomía en Granada. Fotos: Xavier Agulló.
Bar FM (Granada). Celebración de la Academia Andaluza de Gastronomía en Granada. Fotos: Xavier Agulló.

Epifanía en el Bar FM
Si la anfitriona es Yolanda Robles (la responsable de la Academia en Granada), nada fallará… Ya te digo. Y, a pesar de las inútiles llamadas al FM, uno de estos locales en España que siempre (siempre) está lleno, Yolanda, sin inmutarse, nos acomodó en mesa y barra. Cariñoso reencuentro para mí con los viejos amigos Francisco Martín y Rosa Macías, con quienes tantos años compartí escenario (y tapas) en el congreso de San Sebastián. Ahí siempre, en el pequeño bar, atendiendo a todos sin descanso… Porque de aquel bar de selecto culto -que puso en el mapa el grandioso Raimundo García del Moral- han hecho los dos uno de los must de Granada, Andalucía y España. El tamaño, el mismo (remodelado hace unos años); el productazo, también. Porque de eso va… Y aunque es fama del FM el producto marino, no es posible conocer todo su “fondo” sin abalanzarse sobre las verduras, de exquisito (e inédito) frito, las berenjenas, las alcachofas… Máxima pureza, ni fantasma de aceite, la magia de Rosa a pelo.

Bar FM (Granada). Celebración de la Academia Andaluza de Gastronomía en Granada. Fotos: Xavier Agulló.
Bar FM (Granada). Celebración de la Academia Andaluza de Gastronomía en Granada. Fotos: Xavier Agulló.

Pero comencemos por el principio. Por ese pulpo relleno que cae en la barra como saludo junto a las cervezas. Porque lo siguiente pertenece a otros mundos: las quisquillas de Motril, que presentan en dos versiones: crudas (pura grasa) y vuelta y vuelta a la plancha. Estas son unas quisquillas únicas (Francisco es el gran demiurgo de las lonjas), pescadas sin nasa (donde le ponen pollo de carnaza, sabor que ensombrece la delicadeza del crustáceo). De la plancha, otra de las “delicadezas” de Rosa, brotan los chopitos, aceite y tinta, con una cocción de imposible precisión. “Descanso” con unos tomates raf de Almería, amor carnoso… De regreso a los fritos (hechicería otra vez), los salmonetes y los tacos de pargo, una deliciosa comunión gastronómica. Y ya, por fin, esa cigala de Motril, entera, que es el final de ese viaje a la felicidad.

Pisando tierras granadinas
Camino a Loja, esa hermosa ciudad que tanto frecuenté hace años. Parada en la Cooperativa San Isidro, famosa por sus aceites (Loxa) de hojiblanca y de picual en envero, con toda su frutosidad y polifenoles. Un aceite que, además, se elabora desde la más estricta sostenibilidad, creando un modelo de economía circular completo gracias a las investigaciones de la cooperativa, que ha logrado convertir el agua residual y los restos orgánicos en un innovador compost que vuelve a los olivos.

Plato de El Conjuro. Ron Montero. Caviar Riofrío. Tomate Amela. Productos de La Palma. Celerbración Academia Andaluza de Gastronomía. Granada. Fotos: Xavier Agulló.
Plato de El Conjuro. Ron Montero. Caviar Riofrío. Tomate Amela. Productos de La Palma. Celerbración Academia Andaluza de Gastronomía. Granada. Fotos: Xavier Agulló.

Pasamos luego a la Cooperativa Los Gallombares, la glorificación del espárrago verde. Inmediatamente, la Cooperativa La Palma, un Valhala de las verduras y las hortalizas. Ahí probamos diferentes verduras, a destacar el lujoso tomate Amela, de origen japonés, dulce como una fruta, que en los supermercados sale a 30 euros el kilo, sí. También el Adora, la berenjena japonesa… Todo muy groovy. Y sorpresa final (aparte de la excelente tortilla de berenjena ahumada): el “tunato”, un atún vegetal (y vegano) elaborado con tomate, que nos sirven imitando un nigiri. En fin…

Andar por Granada y no detenerse en Riofrío, la piscifactoría de caviar ecológico, no sería tolerable. Allí, donde se juntan el río Frío y el Salado, aguas cristalinas de la sierra, crecen durante lustros los esturiones. Nacarii y algo de beluga. A los 18 años de edad, se consigue el caviar de las hembras. Un caviar que se puede adquirir en tres variedades (con un precio medio de 2.600 euros): el natural y ecológico (el mejor, puro, sutil, ensoñador); el de estilo ruso (con más sal, sabroso); y el de estilo iraní (con sal y bórax, el más potente).

Rematamos las visitas matinales en la destilería del ron Montero, única destilería de melaza de Europa. El Montero es un ron de lujo a pesar de la fuerte competencia de América, fruto de la caña de azúcar que menudeó en la zona hasta 2006. Es un ron, también, con criadera y solera, lo que lo convierte en una (exquisita) rareza.

La Academia Andaluza de Gastronomía. Granada. Foto: Xavier Agulló.
La Academia Andaluza de Gastronomía. Granada. Foto: Xavier Agulló.

La comida de El Conjuro
En Motril, en la antigua fábrica de azúcar. Antonio Lorenzo, el conocido chef de este restaurante de Calahonda, propone su menú más contemporáneo… Pijotas de Motril fritas con mahonesa de almendras, pulpo “aliñao”, el carísimo tomate Amela infusionado en agua de espichás (boquerón seco), la torrija dashi de quisquillas de Motril y trufa negra, la gyoza de quisquillas, codillo y coco, el cerdo San Pascual topeado de torrefacto de puerro y sésamo chocolate y, de postre, mango de la zona encurtido con miso y cacao.
Una comida, presidida por la muy jovial y cañera alcaldesa de Motril, que ya me retiró al hotel, aunque luego, por la noche, los camaradas siguieran gastronomía en la afamada La Tana, en Granada.

Al día siguiente, los premios, en el espectáculo del Carmen Los Mártires y su palacete… Y, por supuesto, un copioso lunch con lo mejor de Granada, que es mucho, compartido con los queridos Fernando Huidobro, Rafa Bellido, el inconmensurable Trino, Marc, Dani, Alexandra, Ana
¡Qué bien se lo hace siempre la Academia Andaluza!

¿Quién serán aquellas tres
de alto pecho y larga cola?
¿Por qué agitan los pañuelos?
¿Adónde irán a estas horas?
Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Federico García Lorca

Decimosexto día de confinamiento bajo el Teide (nevado). La nieve de las cimas, todavía recortándose contra el violento azul del cielo atlántico, me sugiere esta exquisita fábula de un capricho con bello y feliz…

La Guancha. Domingo, 29 de marzo de 2020
Música recomendada: 25 faroles (El Lebrijano)

Se cuenta que Abd al-Rahman Al-Nasir cayó enamorado en Granada de la bella Azahara, y que se la llevó con él, convirtiéndola en su favorita, a Córdoba, a Sierra Morena.

Para demostrarle el amor que sentía por ella, ordenó la construcción de una ciudad palatina, Medina Azahara (en honor a su nombre), y para ello contrató a los mejores arquitectos y artesanos, compró los materiales más preciados, maderas, mármoles, azulejos; mandó construir hermosos jardines con flores y plantas traídas desde todos los rincones del mundo, los pobló con hermosos pájaros y mandó que en ellos creciesen árboles de exóticos frutos. Telas y muebles, comprados a los mercaderes más prestigiosos adornaban las estancias de la favorita Azahara, todo lo hizo el califa por su amor.

Nada de esto, sin embargo, parecía contentar a bella dama Azahara, que día tras día, Abderramán veía llorando en la Medina.
Le preguntó el motivo de su tristeza y qué debía hacer para contentarla. Azahara le respondió que a su tristeza El Califa no podría ponerle remedio, pues lloraba por no poder contemplar la nieve de Sierra Nevada. Él le respondió: “Yo haré que nieve para ti en Córdoba”

Inmediatamente mandó talar un bosque situado frente a La Medina y replantarlo de almendros muy juntos unos de otros y cada primavera, cuando los almendros abrían su flor blanca, la nieve aparecía en Córdoba sólo para su amada Azahara, que no volvió a llorar nunca más.