Tras mucho tiempo y esfuerzos, el Cabildo de Fuerteventura, y muy específicamente su consejera de Turismo, la tenaz Jéssica de León, lo han logrado: este pasado fin de semana se celebró la primera edición de Saborea Fuerteventura, en virtuosa unión con FuerteGourmet, la asociación de chefs y productores de la isla, en Los hornos de cal de El Charco, frente al océano, sin duda un decorado imbatible. Producto de nivel, degustación de algunos de los mejores restaurantes de la isla (con concurso de tapas incluido), ponencias culinarias en vivo y hasta música en directo.
«Un viaje de mil leguas comienza con un solo paso”, dijo Lao Tse.
Música recomendada:
Me encuentro, a la entrada del recinto, con Pietro Epifani, chef del Mamá y miembro de la junta de FuerteGourmet, esta asociación que, con más de 50 miembros entre cocineros y sector primario, se ha conjurado para visibilizar y difundir tanto los productos autóctonos (verduras, frutas, quesos, carnes, pescados…) como la gastronomía tradicional y contemporánea de Fuerteventura. “Aquí, donde estamos, es el ‘Hub Gastronómico’, propiedad del Cabildo, pero que es nuestra sede y que gestionamos nosotros para distintos encuentros y eventos”, me cuenta Pietro. El Atlántico, ahí delante, da luz y buen feeling a las instalaciones, que cuentan también con un pequeño anfiteatro para showcookings, y que ya se empiezan a mover para acoger al público.
Nos recibe, en la cocina del anfiteatro, manos en el caldero y sonrisa bruñida por el sol, la entrañable cocinera Mary Carmen Barrios, autora del libro ‘La cocina majorera de Mary Carmen’, que ya está preparando su carne de cabra tradicional llenando todo de aromas inevitables.

Paseamos por los stands y, como el que no quiere la cosa, vamos probando las distintas tapas. Ahí están La Mamma, 13 Bistró, Los podomorfos, A Poniente, La Jaira de Demian, Mamá Gastro Adventure, Invernadero (vegano), Unamuno, En tu casa, Don Jalapeño y Chef in da house (chefs a domicilio). Probamos (hoy, las tapas están dedicadas exclusivamente a la cabra majorera) el lingote dorado de cabra de Pietro Epifani (Mamá), el wonton de cabra de Jorge Carballeira (A Poniente), el raviolo de cabra de Gustavo Astrada (La Mamma), la “falsa” (elaborada con ‘heura’, carne vegetal a base de soja) carne de cabra de Alexis Morales (Invernadero), un taco de cabra a la ‘pibil’…
Hoy, como cada uno de los tres días, un jurado elige la tapa vencedora, cuyos creadores tendrán como premio estar con los stands de Fuerteventura en Madrid Fusión 23. Resumo los vencedores: Jorge Carballeira (A Poniente), con su caldo de pescado; Pietro Epifani (Mamá), con el estofado de carne de cabra en lingote; y Alexis Morales (Invernadero), con su ‘ropa vieja’ vegana.

Nos demoramos, en primera línea de mar, junto a los pétreos hornos de cal, por el market, donde probamos (y pillamos) quesos majoreros de altísimo nivel, aceites, vinagres, y, como novedad, los ahumados en frío con madera de haya de un alemán, Sven, que ha empezado con los pescados locales (caballa en pimienta, atún, fogonero, pez espada, escolar…) y que también proponer su fórmula para el salmón.
Y charlamos con la consejera, Jéssica de León, que luce de felicidad, y vemos también que esta feria, con cuatro toques (ordenando más racionalmente las zonas de tapas y de degustación, en esta edición desarticuladas), puede ser el principio de algo grande para Fuerteventura, empeñada ya sin jockey en mostrarse orgullosamente al mundo desde su especificidad gastronómica, sus grandes productos y su cada vez más ancha y diversa nómina de chefs contemporáneos.
Mamá Gastro Adventure
Manda el Atlántico, en toda la cara, en este restaurante que es en realidad una terraza oceánica. Pietro Epifani y su mujer, Francesca Botaccio, llevan ya años en la isla con diversos negocios. Hasta que llegaron aquí, al Gran Tarajal, con su Mamá. Pietro, antes, había trabajado en su Milán natal con Carlo Cracco y en el Sadler y se había viajado el mundo (Australia, USA, Japón…). Venció Fuerteventura.

La cocina de Mamá es chispeante, divertida, con gran producto tratado con desparpajo. Así, la ostra con palomitas y aceite de oliva o el curioso tiradito de lubina Aquanaria curada en zumo de sandía. El tartare es vaca madurada 45 días y se presenta con huevo, ponzu, mostaza, aceite sólido y un brioche a la brasa, todo muy rockero. El pulpo se divierte con algodón de azúcar salado, parmentier de papa y chile dulce, sabores intensos y sin disimulo. El raviolo de cordero (pasta filo) es meloso y potente, tocado de queso de cabra.
Homenaje a Massimo Bottura: tortellini de picadillo ibérico, jabalí y vaca, fondo de carne y espuma de parmesano. Lomo de lubina Aquanaria con verduras de temporada, toque ahumado y trufa de verano. Por fin, el solomillo de vaca con parmentier y trufa, topeado de oro. Y el lingote de chocolate rosa relleno de mascarpone.
Diversión garantizada con excelente producto y corrección técnica.
La jaira de Demian
Demian Zambrana es mexicano y su historia se expresó en la sala, con hits como el del restaurante del Hotel Savoy de Londres o la Torre de Altamar de Barcelona. Ducho en el servicio, llegó a Fuerteventura como director de un nuevo proyecto y de ahí se lio con su propio local, La jaira de Demian, para lo que contrató a un chef “estrella” que a los dos días salió rana. Sólo quedaba una: “ponerme la chaquetilla y, gracias a todo lo que había visto en grandes cocinas, cocinar yo mismo”. Y ya lleva siete años…

Propone Demian, en este mediodía de cielo azul violento y sol radiante, en su terraza, unas arepas rellenas de “vuelve a la vida” (ese maravilloso cóctel mexicano a base de marisco al que tanto debemos los transeúntes de la noche densa), Venezuela y Veracruz aliados para un estallido de jolgorio palatal. Su sancocho es a partir de gyozas rellenas de cherne salado y batata, caldito con mojo de dátil. Tradición revirada. Lomo de atún con salsa de ron-miel y verduritas en tempura. Rollito crujiente de carne de cabra con salsa tzatziki y sabroso mojo de plátano. Y espuma de queso ahumado con crumble de café y cotufas (palomitas) caramelizadas.
Descaro, regusto canalla y muchas risas.