Casi todo el mundo que ha visitado Tenerife en alguna ocasión sabe lo que es un guachinche: un establecimiento de comida popular en el que se sirven los vinos cosecheros durante la temporada de los mismos. La gracia está, no obstante, en saber cómo elegir. Lo de siempre. Y ante la duda, el Zenón, en El Sauzal.
Música recomendada: Nube de hielo (Benito Cabrera)
Se especula que el nombre de guachinche procedería de la frase inglesa “I’m watching you” (te estoy observando), referida a lo que decían los británicos que iban al campo a comprar productos y vinos directamente a los magos (agricultores). Sea como fuere, la denominación hizo fortuna y a día de hoy el guachinche (bochinche en Gran Canaria) es el lugar fetiche para comer y cenar a precios bajos en la isla, especialmente en su parte norte.
El problema, sin embargo, es la autenticidad y calidad de estos comedores tradicionales. Porque, claro, hecha la ley, hecha la trampa. Con el éxito de la formula (platos populares y vino) muchos se colgaron la placa guachinche sin haber visto jamás una viña, lo que propició una picaresca, debido a su falta de regulación, que encendió a bares y restaurantes legítimos. A día de hoy ya existe una regulación, aunque todavía muchos lugares que fardan de guachinche en su puerta no son más que restaurantes de medio pelo con vinos que ni se sabe.
El bonito. Piezas de 25 kg que le compra Zenón a un pescador de Los Abrigos y que prepara en conserva él mismo. Solo o en ensalada (todo de su huerta)
No es el caso de Zenón. Zenón, celador hospitalario jubilado, recibe en su bodega (vive con su familia encima), en donde elabora sus vinos, y todo lo que se cuece en su cocina es de sus propios huertos. Estamos ante un guachinche de verdad. Puedes comer en la misma bodega, a la entrada, o en la cocina, donde su hermana y el resto de personal se dedican a cortar papas y a preparar verduras y guisos, que él siempre controla prolijamente, porque, dice, “hago esto por placer, por gusto, por sensibilidad culinaria”. La frase se torna reveladora cuando pruebas sus especialidades…

Con una cuarta de vino por delante, brotan en la mesa los crujientes chicharrones, hechos al momento, por supuesto. A continuación aparece el pan de matalahúva, adelanto visual de un unto que será muy complicado detener… Y ahí están las potas, levemente picosas, gloriosas en su guisote, incunable de la casa. ¿Unas papas arrugadas para meter en la salsa? Otro grande: el bonito. Piezas de 25 kg que le compra Zenón a un pescador de Los Abrigos y que prepara en conserva él mismo. Solo o en ensalada (todo de su huerta). Las fabes son el siguiente signature, propias (“me traje las semillas de Asturias y se han adaptado perfectamente”), pequeñas pero cremosas hasta el paroxismo. El pan va toda hostia… Por fin, la popular carne fiesta, con cochino negro de la piara de Zenón, desvela un ensoñador adobo y se relame de papas fritas por encima. Ya te digo.
Cuando ya nos estamos yendo, antes de la parranda que se adivina en el ambiente, Zenón no puede evitarlo: “Si os habéis quedado con hambre os hago una tortillita de dos huevos”.
Guachinche Zenón
Carretera General del Norte, 87
Tel. 922 561 276
El Sauzal (Tenerife)
Precio medio: 16 €
Cerrado lunes, martes y miércoles (sólo temporada)