Hubo estrellas. Hubo disrupción. Hubo innovación. Hubo sorpresas. Hubo inéditos rumbos más allá de la sostenibilidad. Hubo asombrosos “círculos cerrados” y hasta lunares. Hubo vanguardia. Hubo inteligencia culinaria. Hubo conceptos singulares. Hubo futuros y futuros. Hubo opulencias organolépticas. Hubo risas por doquier. Hubo periodistas afanados. Hubo networking frenético. Hubo Madrid Fusión.
Pero, por encima de todo, hubo celebración. La celebración de la celebración.
Música recomendada: It’s only rock ‘n’ roll (But I like it). Rolling Stones
Gocemos, sí: la cristalina esfera
gira bañada en luz: ¡bella es la vida!
¿Quién a parar alcanza la carrera
del mundo hermoso que al placer convida?
Brilla radiante el sol, la primavera
los campos pinta en la estación florida:
truéquese en risa mi dolor profundo…
José de Espronceda
Mucho más que el regreso formal a la gran kermesse de la gastronomía mundial fue en este bizarro 2021 el congreso Madrid Fusión. Mucho más porque Madrid Fusión ’21 representó una audacia que se cargaron sobre sus hombros los arrojados gastronautas de Vocento: hace seis meses, decidieron, a pesar de las sombrías aguas del “proceloso pontos” que amenazaban mareas insalvables, definir y diseñar un congreso internacional presencial (además del online, por supuesto), una apuesta azarosa que, desde febrero, fue ya compromiso y hasta “misión”. Con los barcos quemados y en la confianza de una evolución positiva de la pandemia gracias a las vacunas (lo que así ha sido, por fortuna), Benjamín Lana, Iñigo Iribarnegaray, José Carlos Capel, Patricia Mateo, Roser Torras, Félix Rivadulla, Luis Martí y los insobornables equipos de Mateo & Co y Grup Gsr ya no tenían vuelta atrás; la victoria era el único camino posible de “vuelta a casa”.

Efectivamente, el más poderoso “concepto” de Madrid Fusión ’21 ha sido el propio Madrid Fusión ’21. La celebración de la celebración. Porque el solo hecho de su plasmación física (una proeza) es el gran triunfo del sector, el primer paso “laotseano” hacia el muy próximo horizonte de la “vieja normalidad”, porque nadie quiere la “nueva”. Así se sentía por pasillos, stands, escenarios y escaleras mecánicas. Las sonrisas saliéndose de las mascarillas, los ojos chispeando de emociones regresadas, las ganas rampantes vibrando en el ambiente, las ilusiones recobradas… Madrid Fusión se convirtió, así, en una singularidad cósmica generadora de nuevos universos.
Y, claro, lo otro. Un programa deslumbrante, verde y de muchos otros colores, que ya ha sido suficientemente comentado pero que ha tenido grandes hits como la cocina “lunar” de Mauro Colagreco, la certificación plena del cultivo del cereal marino y el “jamón” de Ángel León, el inusitado éxito triple de Cañitas Maite, la consolidación de Tenerife -Isla Invitada al evento- como gran destino gastronómico mundial, las ponencias que han descubierto lo infinito de un territorio local, el vanguardista reciclaje “total” de Joan Roca, los aplausos que encendió Pitu Roca para todos los camareros (los grandes perdedores de la pandemia), Martin, Eneko, Andoni, Oriol, Javier, Rodrigo, Ricard, Xavi, Fernando, Ignacio, Fina y “les nenes”, Maria, David, Víctor, Pedrito, Ignacio, la ocasión de ver a los cocineros internacionales más asombrosos (Davide, Josh, Juan Luis, Ekaterina, Aníbal, Flynn, DeAille…), y tantas y tantas ponencias de cocina (auditorio y polivalente), catas de vinos, stands repletos de felicidad, concursos de postín (Mojos de Tenerife, Croquetas, Mahou…).

Ha sido este un Madrid Fusión ’21 que, last but not least, se enorgullece de números de asistencias extraordinarios (superando en mucho las previsiones en todos los frentes), que ha despegado definitivamente en su vertiente online y que ha marcado tanto “el regreso al futuro” del sector en lo más humano, como las innumerables y excitantes líneas de trabajo gastronómico que nos iluminarán el porvenir.
Algunos lo imaginaron todo hace seis meses. Los demás lo hemos vivido y celebrado en el presente. No hay agradecimientos suficientes…
Nota: son muchos (todos) los profesionales de backstage que han hecho de Madrid Fusión primero una certidumbre y luego un triunfo. Es de rigor mencionar a Laura, Marta, Lola, Raquel, Miriam, Nagore, Paula, Mónica, Montse, Lluís, Dani, entre muchos otros “grandes” del funambulismo organizativo (sería imposible citar a más de 400 personas, lo lamento), y, desde luego, a las, para mí, dos MVP del congreso: Camino y Ana.
Por último, un más que cariñoso recuerdo (y fuerza) para el gran chef y camarada Jordi Parra, que no pudo estar a los mandos de las cocinas del congreso por culpa de la Covid. ¡Estamos contigo, hermano!