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Fue hace más de un año cuando Benjamín Lana, camarada periodista y director general de Vocento Gastronomía, me habló de una idea seminal: un congreso sobre los territorios volcánicos y, por supuesto, sus gastronomías peculiares y desconocidas. El concepto me shockeó. Aquella “ocurrencia” imaginada fue tomando cuerpo y desvelando un nuevo mundo que se extendía por todo el planeta y que, partiendo de una necesidad eco sostenible, tintaba de colores insospechados sectores primarios ignorados, productos insólitos y cocinas de una rara personalidad forjada al fuego ancestral. Finalmente, con el Cabildo de Lanzarote como partner, todos esos terroirs, algunos cercanos, otros muy distantes, se constituyeron como inesperada narración global en la hermosa e imponente desolación volcánica de Lanzarote. En Worldcanic 21.

Música recomendada: Lava (The B-52’s)

Quiso la naturaleza iracunda, cuando el congreso Worldcanic ya estaba armado y configurado como una plataforma internacional de reflexión para la conservación de los ecosistemas volcánicos, para las potencialidades de su turismo sostenible, para arrojar una mirada científica y prospectiva hacia esos entornos y, desde luego, para descubrir sus gastronomías diferenciales, que la Cumbre Vieja de La Palma erupcionara con inusitada violencia, infortunio que todavía nos persigue. Súbitamente, aunque sin ninguna relación, Worldcanic sumaba a su audacia conceptual la (dolorosa) actualidad. Pero esto no forma parte del relato…

Lo importante de esta aventura, la de Worldcanic, tiene mucho más fondo. O fondos. El primero es el nuevo paradigma que Vocento Gastronomía, conjuntamente con Grup Gsr, está diseñando con valentía (y, hay que decirlo, con acierto convalidado por los sucesivos éxitos) para declinar el futuro perfecto de los congresos gastronómicos en el mundo. Hablo de una de las líneas de pensamiento de Benjamín Lana en esa dirección, fundamentada en lanzar conceptos “de nicho” (que luego, “voilà”, se demuestran universales) para irnos descubriendo la diversidad y riqueza ocultas de “otros mundos” gastronómicos (y científicos) que, sin embargo, como dijo Paul Éluard, “están en éste”. Ahí están “Encuentro de los mares”, “Terrae”, “FéminAs”… Encuentros pensados para exteriorizar, reflexionar, discutir, contrastar, avanzar y apoyar sectores de importancia (y estratégicos) injustamente olvidados o demasiado “dados por supuesto”. Los océanos, la España vaciada, las mujeres… Los volcanes y sus geografías feraces.

En esos últimos días en Lanzarote , todos los que estuvimos allí ya somos diferentes. Ya somos personas más conocedoras y por tanto comprometidas con esas orografías difíciles, duras, pero que han sabido hacer de lo dramático vida, sabor, excelencia

Y vamos al segundo fondo, precisamente los territorios volcánicos. Es cierto que la erupción de La Palma los ha puesto de triste realidad, pero daría igual. En esos últimos días en Lanzarote (la semana pasada), todos los que estuvimos allí ya somos diferentes. Ya somos personas más conocedoras y por tanto comprometidas con esas orografías difíciles, duras, pero que han sabido hacer de lo dramático vida, sabor, excelencia. El caso de Lanzarote es paradigmático, tanto en la afirmación de la sostenibilidad ambiental como elemento distintivo y poderoso (ahí tuvieron al profeta César Manrique), como en el aprovechamiento de las cenizas volcánicas como el perfecto cocooning para esos vinos extraordinarios, esas verduras arrebatadoras, esos quesos… El desastre que sobrevino en el XVIII es hoy su grandeza…

Pero Worldcanic no sólo nos mostró Lanzarote como ejemplo vibrante de cómo gestionar y propulsar en todos los frentes las lavas y las cenizas. El congreso nos formó didácticamente en vulcanología y nos expuso (showcookings de lustre incluidos) las soluciones (turismo, gastronomía, espíritu) que los diferentes territorios volcánicos del planeta (hay muchos más) han aplicado para su promoción. Portugal (Azores), España (La Garrotxa), Italia (Sicilia), Puerto Rico, Hawái, Filipinas… Ecosistemas sujetos a condiciones complejas que, no obstante, han sabido convertir los recursos volcánicos en futuro. Y cuyos sabores nos hechizaron…

Todo esto lo hemos vivido, aprendido y saboreado en Worldcanic 21 Lanzarote. Habrá mucho más el año que viene. Y el otro…
Porque esto es sólo el principio.